La obra, ubicada en César Casariego, se culminó en 2006 y se "vendió" como si se tratara del mayor de España con 15 metros de altura para escalar cuando en Valladolid hay otro de 18 metros. Casi 200.000 euros para que nadie lo use.
CRISTINA ÁLVAREZ, Tenerife
El rocódromo de César Casariego de Ofra se acabó de construir en mayo de 2006 y tras tres intentos de inauguración todavía no ha sido utilizado por nadie. Bolsas de plástico y suciedad es lo único que se ve en dicha instalación deportiva.
La obra se "vendió" como si se tratara del mayor de España y uno de los mayores de Europa a los usuarios y expertos en escalada, pero nada de eso, ya que el de Ofra mide 15 metros, mientras que en Valladolid hay un rocódromo que cuenta con una altura de 18 metros.
Según uno de los colectivos de montañeros y de Alternativa Sí Se Puede, "el coste de lo que es en sí el rocódromo se estableció en 120.000 euros", aunque a dicha cifra habría que sumarse los 35.000 euros de la compra de los paneles, las gradas, el vallado y el resto de accesorios.
La queja de los montañeros deja al descubierto "la dejadez de algunos políticos por no haber puesto en funcionamiento el rocódrono de César Casariego, pese a que la Federación Canaria de Montañeros apoyó la idea a sabiendas de que el lugar no era el idóneo para que fuese la propia federación la que se hiciera cargo de gestionar la construcción mediante un convenio con el OAD".
El 6 de junio de 2006, la instalación ya estaba concluida a falta del vallado, el pavimento que debía ser de hormigón continuo, la iluminación y las gradas con asientos, plantar vegetación y culminar la colocación de los anclajes. La Federación Canaria de Montañismo propuso al OAD, en su día, un presupuesto para gestionar el rocódromo, donde se permitía no sólo que sirviera como lugar para practicar la escalada, sino que además se impartieran cursos de iniciación. En este proyecto se adjuntaba los precios para 2008 tanto para practicantes de escalada como para iniciar a los novatos.
Actualmente, los interesados por utilizar estas instalaciones afirman desconocer quién es el responsable de dicha obra. De la idea primigenia de contar con un horario y monitores no queda nada. El proyecto podría haber impulsado a los colectivos de montañeros de la Isla, permitiéndoles un lugar donde escalar y garantizarles participar en competiciones nacionales e internacionales e incluso que éstas se llevaran a cabo aquí, pero se deben conformar con ver un rocódromo inutilizado donde lo único que se aprecia son las bolsas de basura volando si hay viento.
Fuente: El Día, 28-04-08
CRISTINA ÁLVAREZ, Tenerife
El rocódromo de César Casariego de Ofra se acabó de construir en mayo de 2006 y tras tres intentos de inauguración todavía no ha sido utilizado por nadie. Bolsas de plástico y suciedad es lo único que se ve en dicha instalación deportiva.
La obra se "vendió" como si se tratara del mayor de España y uno de los mayores de Europa a los usuarios y expertos en escalada, pero nada de eso, ya que el de Ofra mide 15 metros, mientras que en Valladolid hay un rocódromo que cuenta con una altura de 18 metros.
Según uno de los colectivos de montañeros y de Alternativa Sí Se Puede, "el coste de lo que es en sí el rocódromo se estableció en 120.000 euros", aunque a dicha cifra habría que sumarse los 35.000 euros de la compra de los paneles, las gradas, el vallado y el resto de accesorios.
La queja de los montañeros deja al descubierto "la dejadez de algunos políticos por no haber puesto en funcionamiento el rocódrono de César Casariego, pese a que la Federación Canaria de Montañeros apoyó la idea a sabiendas de que el lugar no era el idóneo para que fuese la propia federación la que se hiciera cargo de gestionar la construcción mediante un convenio con el OAD".
El 6 de junio de 2006, la instalación ya estaba concluida a falta del vallado, el pavimento que debía ser de hormigón continuo, la iluminación y las gradas con asientos, plantar vegetación y culminar la colocación de los anclajes. La Federación Canaria de Montañismo propuso al OAD, en su día, un presupuesto para gestionar el rocódromo, donde se permitía no sólo que sirviera como lugar para practicar la escalada, sino que además se impartieran cursos de iniciación. En este proyecto se adjuntaba los precios para 2008 tanto para practicantes de escalada como para iniciar a los novatos.
Actualmente, los interesados por utilizar estas instalaciones afirman desconocer quién es el responsable de dicha obra. De la idea primigenia de contar con un horario y monitores no queda nada. El proyecto podría haber impulsado a los colectivos de montañeros de la Isla, permitiéndoles un lugar donde escalar y garantizarles participar en competiciones nacionales e internacionales e incluso que éstas se llevaran a cabo aquí, pero se deben conformar con ver un rocódromo inutilizado donde lo único que se aprecia son las bolsas de basura volando si hay viento.
Fuente: El Día, 28-04-08
No hay comentarios:
Publicar un comentario